La dehesa, el hogar del cerdo ibérico

Llamamos dehesa al bosque en el que conviven mayoritariamente, la encina, el roble, el alcornoque, y el quejigo. Este hábitat está presente sobre todo en el suroeste de la península ibérica, y se extiende por una superficie de un poco más de 2 millones de hectáreas, de las cuales, casi la mitad están ubicadas en Extremadura. Consta de una flora especifica asociada a esas especies de árboles, y unas peculiaridades del terreno que lo convierten en un lugar ideal para la cría del cerdo ibérico. 

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Este espacio, constituye el lugar por el que pastarán en libertad nuestros protagonistas durante su época de engorde, que coincidirá con esa temporada del año (montanera) donde los árboles darán su fruto: la bellota, el codiciado manjar que otorgará ese sabor tan peculiar a los jamones ibéricos

La encina puede llegar a dar unos 20 o 25 kilos de bellotas. Si en una hectárea podemos encontrar 50 encinas, ¡imagina la cantidad de bellotas que se acumulan!, es fácil hacerse una idea de por qué el cerdo ibérico esta tan contento en este lugar. Su menú diario tendrá como plato principal, de 6 a 10 kilos de bellotas por día, a los que añadiremos, como postre, unos 3 kilos aproximados de hierba. Como resultado, al finalizar esta etapa, los animales habrán alcanzado un peso de 160kg.  

La producción de cerdo 100% ibérico en un año bueno, es aproximadamente de unas 350.000 cabezas al año, en cambio, en los años con baja producción de bellota, se puede ver reducida a la mitad, unas 150.000 cabezas.

Es por eso, que debido a la fragilidad de este ecosistema y al alto valor de sus huéspedes ibéricos, la dehesa es un entorno protegido que se ha convertido en un paraje intocable. Ni edificaciones, ni explotaciones agrícolas, la mano del hombre es totalmente respetuosa en este lugar. 

Ya lo sabes, ¡no pierdas la oportunidad de pasear por una dehesa, y disfrutar de la tranquilidad que se respira en el campo!